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domingo, 11 de marzo de 2012

INCENDIOS FORESTALES


La insuficiente atención, en general, que se da y el uso indiscriminado de los recursos naturales generan, cada vez más, un deterioro mayor del medio ambiente.

Es cierto que, en los últimos años, - no sé si fruto de las presiones europeas - las Administracciones públicas viene tomando medidas preventivas. No obstante, creo que se tienen que llevar a cabo acciones de educación con las que se sensibilice a la ciudadanía y, al mismo tiempo, se conciencie a ésta para que se denuncien las atrocidades que se vienen realizando.

"Buceando por la Red he encontrado algunos artículos relacionados con el mayor agente, quizás, de deterioro: EL FUEGO.

El autor,




Incendio forestal


Un incendio forestal es el fuego que se extiende sin control en terreno forestal y afectando a combustibles vegetales que no estaban destinados a arder.

También puede definirse como: el fuego que se expande sin control sobre especies arbóreas, arbustivas, de matorral o herbáceas, siempre que no sean características del cultivo agrícola o fueren objeto del mismo y que no tengan calificación de terrenos urbanos, afectando esta vegetación que no estaba destinada para la quema.

CAUSAS

Si bien las causas inmediatas que dan lugar a los incendios forestales pueden ser muy variadas, en todos ellos se dan los mismos presupuestos, esto es, la existencia de grandes masas de vegetación en concurrencia con periodos más o menos prolongados de sequía.

El calor solar provoca deshidratación en las plantas, que recuperan el agua perdida del sustrato. No obstante, cuando la humedad del terreno desciende a un nivel inferior al 30% las plantas son incapaces de obtener agua del suelo, con lo que se van secando poco a poco. Este proceso provoca la emisión a la atmósfera de etileno, un compuesto químico presente en la vegetación y altamente combustible. Tiene lugar entonces un doble fenómeno: tanto las plantas como el aire que las rodea se vuelven fácilmente inflamables, con lo que el riesgo de incendio se multiplica. Y si a estas condiciones se suma la existencia de períodos de altas temperaturas y vientos fuertes o moderados, la posibilidad de que una simple chispa provoque un incendio se vuelven significativa.

Por otro lado, al margen de que las condiciones físicas sean más o menos favorecedoras de un incendio, hay que destacar que en la gran mayoría de los casos no son causas naturales las que provocan el fuego, sino la acción humana, ya sea de manera intencionada o no.

Las causas que originan un incendio forestal se agrupan pues en tres categorías principales:7

Intencionados: representan un 60-70% de los casos. Las motivaciones son variadas, siendo con diferencia las más comunes la quema no autorizada, ilegal e incontrolada de superficies agrícolas, ya sea para la eliminación de rastrojos o matorrales ("quema agrícola") o para regeneración de pastos.8 Otras motivaciones menos corrientes detrás de un incendio provocado son la piromanía, usos cinegéticos, vandalismo, venganzas personales, especulación urbanística, bajar el precio de la madera, etc. Cabe señalar que el delito de incendio está tipificado en muchas legislaciones (incluida la española).

Negligencias y otras causas accidentales: representan un 15%-25% de los casos. En este apartado, las quemas agrícolas (en este caso autorizadas, pero en las que los autores perdieron el control del fuego extendiéndose éste por la superficie forestal colindante) están también entre las causas habituales. Otras causas son las colillas y hogueras mal apagadas, quema de basuras, trabajos forestales, , etc.

Naturales: representan menos de un 5% de los casos. Se deben casi siempre a la acción de un rayo.

Por último, en contadas ocasiones (menos del 2%) un incendio es una reproducción de un incendio anterior que no llegó a extinguirse del todo y se extiende a una nueva zona.

Cabe aclarar que los porcentajes indicados son valores promediados -la frecuencia de la intencionalidad, por ejemplo, puede variar mucho de unas regiones a otras.


FASES DEL INCENDIO

Un incendio posee tres fases distintivas: iniciación, propagación y extinción.

Iniciación: es el comienzo del incendio producido por causas naturales o mayoritariamente por la acción del hombre.
Propagación: es la extensión del incendio por la vegetación cercana.
Extinción: es la finalización del incendio por causas naturales (lluvia o falta de vegetación) o por acción humana (labores de extinción)

La propagación del fuego dependerá de las condiciones atmosféricas, de la topografía del lugar en el que se produzca y de la vegetación presente en el mismo. Normalmente se ocasionan en climas secos o subsecos, como el mediterráneo, donde la vegetación sufre estrés hídrico y además algunas especies vegetales como los pinos contienen resinas que ayudan a que el incendio se propague mejor y sea más virulento. Asimismo generalmente también poseen mecanismos de adaptación al fuego como por ejemplo las piñas serotinas.


TIPOS DE INCENDIOS

Según por donde se propaga:

Fuego de suelo o subsuelo: El fuego se propaga por la materia orgánica en descomposición y las raíces. Casi siempre se queman despacio y en combustión incandescente (poca o ausencia de llama) al no disponer de suficiente oxígeno.
Fuego de superficie: El incendio se propaga por el combustible que encontramos sobre el suelo, incluye la hojarasca, hierbas, arbustos y madera caída pero no inmersa en la hojarasca en descomposición.
Fuego de copas:
Antorcheo: Paso de fuego de superficie a fuego de copas, pero solo de forma puntual en algunos pies.
Copas pasivo: Es el fuego que avanza por las copas de los árboles acoplado y dependiente de un fuego de superficie, si se extingue este se detiene el de copas.
Copas activo: Es el fuego que avanza por las coronas de los árboles independientemente de la superficie. Solo se puede atacar de forma indirecta y suele necesitar un viento mayor de 30 km/h y proximidad de copas (alta densidad aparente de copas y largas copas).

Existen otras tipologías9 (ver más abajo), más operativas en cuanto a analizar las posibilidades de control del perímetro, que se basan en qué rige el incendio: Combustible, topográfico, conducido por viento y hambriento.

PREVENCIÓN

Es mejor prevenir que curar y eso se aplica a nuestro campo en el siguiente enlace de Fire Paradox.10 La prevención del fuego se basa, por una parte, en intentar evitar que se provoquen incendios forestales, y por otra parte en minimizar sus consecuencias una vez declarados. En tal sentido, podemos hablar de los siguientes tipos de medidas: La concienciación social, con la finalidad de educar a la población en un uso racional del fuego, evitando situaciones de riesgo. Puede realizarse mediante campañas informativas y multas coercitivas. El cuidado y planificación de las masas forestales y los bosques, mediante la realización de cortafuegos y una planificada y extensa red de pistas forestales, la limpieza periódica de bosques mediante las oportunas labores selvícolas, así como la introducción en franjas delimitadoras de especies con un bajo poder combustible, o la realización de quemas preventivas (quema prescrita) durante períodos de bajo riesgo de incendio. Todas estas medidas ayudan a reducir la velocidad de propagación y virulencia de un potencial incendio.

Testo sacado: http://es.wikipedia.org/wiki/Incendio_forestal







Incendios forestales en España
causados por factores naturales y agravados por la acción del hombre

1. INTRODUCCIÓN

El objetivo del trabajo consiste en recopilar y elaborar información referente a los incendios forestales ocurridos en España, con el fin de examinar, analizar sus causas y agravantes. Estas son de origen natural, antrópico y mixto.

Los incendios en España son un problema recurrente que producen año a año grandes pérdidas económicas, ambientales, materiales y en muchos casos son los causantes de la muerte de habitantes de los lugares más cercanos a las zonas que se incendian.

La sociedad española ve a los incendios forestales como un fenómeno habitual que requiere atención desde muchos puntos de vista. A pesar de que la superficie afectada por los incendios en las últimas décadas presenta una tendencia ligeramente decreciente, no ocurre así con el número de incendios cuya tendencia es claramente creciente.

Estos incendios son en la mayoría de los casos controlados por personal altamente capacitado sin que esto desencadene directamente en una catástrofe, pero existen casos en los que un incendio originado por factores naturales, incrementa su poder destructivo a causa de acciones antropológicas.

La prevención y la educación de la sociedad con respecto a incendios forestales, como en la mayoría de los desastres naturales, constituye la mejor herramienta para erradicarlos.

La importancia de este trabajo radica en el análisis de un fenómeno natural con implicancias ambientales cuya magnitud destructiva se ve incrementada en la mayoría de los casos por la acción o la inacción del hombre.

A lo largo de este trabajo el lector encontrará abundante información que comprende definiciones, gráficos, estadísticas, legislación referente al trabajo y recomendaciones referidas a los incendios forestales con ocurrencia en España.



2. INCENDIOS FORESTALES EN ESPAÑA CAUSADOS POR FACTORES NATURALES Y AGRAVADOS POR LA ACCION DEL HOMBRE

2.1. Determinantes Ecológicos, Sociales y Económicos

El problema de los incendios forestales, es motivo de asombro y escándalo para políticos, científicos, ecologistas urbanos, periodistas e incluso para los mismos forestales profesionales.

La estrategia de futuro a seguir debe contar con varios enfoques o puntos de vista que exigen cambios generalizados de mentalidad y acciones continuadas.

Estos enfoques pueden agruparse según sus responsables, por una parte políticos y por otra, forestales profesionales.



2.1.1. El papel de los políticos:

El número de incendios originado por causas naturales o accidentales en los ecosistemas mediterráneos es muy reducido. El alto riesgo deriva de las prácticas de la sociedad que los aprovecha, que condiciona la mayor o menor acumulación de combustibles.

Una política agraria que contribuya a diversificar el paisaje, a evitar la continuidad de las formaciones vegetales tanto arbustivas como arbóreas, sin incentivar de modo no deseado el empleo descontrolado del fuego, es condición absolutamente esencial para que los incendios se reduzcan a su magnitud natural.



2.1.2. El papel de los forestales profesionales:

La protección forestal es mucho más que defensa de la propiedad y el fuego es la principal amenaza, detrás de la cual llegan las plagas, la erosión y todos los demás problemas.

No es admisible una gestión forestal en la que no se cuente con las condiciones ecológicas y socioeconómicas que producen riesgo de incendios, el perfeccionamiento en técnicas de extinción y en sistemas de coordinación seguirá sin dar resultados permanentes si los enfoques de protección no reorientan la acción forestal en campos esenciales como son la selvicultura y la ordenación, la vigilancia y la puesta de los montes al servicio de la sociedad.

Fuente: La defensa contra incendios forestales. Fundamentos y experiencias. Ricardo Vélez y otros. Mc Graw Hill. 2000



2.2. Incendios naturales convertidos en desastres.

Si bien los incendios en áreas forestales se pueden suscitar como resultado de algún factor natural (rayos, altas temperaturas, las heladas que secan los pastos, la escasez de lluvias, la presencia de vientos, la escasez de lluvias y la falta de humedad hacen que un mínimo de calor produzca la combustión dando inicio a un incendio), son las acciones antropológicas aquellas que los transforman en verdaderos desastres. En la mayoría de los casos dichos incendios no tendrían los efectos devastadores que tienen hoy en día.

Estas acciones son en algunos casos por falta de conocimiento o por negligencia pero en el caso de España la gran mayoría es el resultado de causas intencionales.

El desmalezamiento de campos con fuego para estimular el rebrote de pasturas, afectan cientos de hectáreas, tanto porque el fuego se descontrola como por los perjuicios que estas prácticas traen aparejadas al suelo.

Un área forestal no necesariamente tiene que ser un espacio de alta vulnerabilidad como para que de un simple incendio desate una catástrofe, y es por eso que en estos casos la acción del hombre se transforma en la mayor amenaza ya que en casi la totalidad de los incendios es un factor antrópico el responsable.

Un fogón, la colilla encendida de un cigarrillo, un vidrio expuesto al sol (efecto lupa) son algunas de las causas de siniestros en los bosques de España, pero el mayor riesgo para estas zonas es sin lugar a dudas la intencionalidad.

El 98 % de los incendios son antrópicos, es decir, producidos por el hombre.

Puntualmente en España no sólo los investigadores contemplan los casos como un resultado de negligencia o descuido sino que la hipótesis de que el origen de un incendio forestal fue intencional es la primera en tenerse en cuenta.

Hay razones de orden económico que motivan a las personas a cometer estos siniestros como por ejemplo, el valor de las tierras ó para cometer fraude a compañías aseguradoras.

Fuente: www.incendiosforestales.org



2.3. Factores de origen natural que causan incendios

2.3.1. Factores meteorológicos

El clima mediterráneo con sus veranos prolongados, sin prácticamente nada de lluvia, y temperaturas diurnas medias muy superiores a 30º C reducen la humedad de la materia vegetal muerta a menos del 5 por 100. En estas condiciones basta un pequeño foco de calor para desencadenar un incendio.

Los vientos terrales del verano, caracterizados por su gran velocidad y poder desecante (tramontana, siroco, levante, etc.), hacen descender la humedad atmosférica por debajo del 30 por 100 y contribuyen a propagar los fuegos, trasladando pavesas a gran distancia. Los vientos secos y fríos de invierno también pueden ser causa de incendios debido al descontrol de pequeñas quemas provocadas por pastores y campesinos.

Las prolongadas sequías que en verano caracterizan las condiciones del clima han sido determinantes de que con frecuencia la composición de los bosques del Mediterráneo se haya estabilizado a base de especies que necesitan el fuego durante el ciclo reproductivo. Los pinares constituyen las masas arboladas más extensas. El pino carrasco (Pinus halepensis), el piñonero (P. Pinea), el pinaster (P. Pinaster), el laricio (P. Nigra) y el brutia (P. Brutia) son las especies principales, que se caracterizan por mecanismos fisiológicos que conectan la reproducción natural con el fuego. Además, suelen tener un elevado contenido en resina y aceites esenciales, extremadamente inflamables.

Otras especies esclerófilas de hoja perenne (género Quercus) han desarrollado mecanismos de adaptación para resistir el fuego, como pude ser la presencia de abundantes yemas durmientes que garantiza la producción de brotes y renuevos si la parte aérea de la planta resulta disminuida por el fuego.

Pero esta adaptación no significa protección permanente. Después de fuegos repetidos, los árboles son sustituidos por una cubierta de matorral leñoso típicamente pirófito, como es el caso de los jarales (Cistus).

A esta evolución natural de la flora hay que superponer las variaciones que suponen las restauraciones de la cubierta vegetal en zonas degradadas. La restauración ha de hacerse normalmente usando especies pioneras, generalmente pinos. Con ello, el riesgo de grandes incendios crece al verse favorecida la propagación del fuego por la continuidad de combustible muy inflamable que hay en esas plantaciones.



2.3.2. Condiciones socioeconómicas

El desarrollo socioeconómico de una región ha sido causa de la interrupción del pastoreo y de la extracción de leña y broza. Como consecuencia, ha aumentado la combustibilidad del monte, en el que el fuego encuentra buen material para iniciarse y propagarse. Éste es un problema muy grave en los bosques de propiedad particular que, debido a su baja rentabilidad, tienden a quedar abandonados hasta la corta.

Otra causa de incendio ha sido el éxodo rural. Grandes extensiones de tierra marginal han quedado abandonadas y han sido colonizadas por matorral e incluso por pinares naturales.

Así, la situación actual en los países mediterráneos europeos puede caracterizarse por los siguientes hechos:

- Despoblación de las áreas rurales atraída por mayores incentivos en las zonas urbanas.

- Abandono de los usos tradicionales en el área rural.

- Tendencia a desaparecer o a reducirse el uso forestal como productor de materias primas.

- Tendencia de los usos tradicionales (aprovechamientos de pastos y leñas) a quedar como residuales.

- Tendencia a crecer de los usos recreativos (excursionismo, caza y pesca). - Crecimiento continuo de la interfaz monte-terreno urbano.



2.3.3. Conflictos en la interfaz rural

2.3.3.1. Persistencia contra roturación

El conflicto se plantea acerca del uso del fuego para eliminación de la vegetación forestal y su posterior sustitución por cultivos agrícolas.

En general, las legislaciones establecen la inalienabilidad del terreno forestal público. Esta limitación legal al cambio de uso puede generar conflictos en los lugares en los que exista demanda de tierras para cultivo. Pero la tendencia actual es el agotamiento del conflicto por falta de esta demanda y, por tanto, el conflicto tiende a desaparecer.



2.3.3.2. Abandono de tierras

El conflicto se plantea como consecuencia del cese de actividades rurales en las tierras marginales. El abandono da lugar a la invasión por las especies de monte. Esa invasión genera en breve plazo acumulaciones de combustibles ligeros muy peligrosos, en los que los fuegos iniciados adquieren velocidades e intensidades altas.

La legislación frente a este conflicto no pasa del establecimiento de incentivos para que los propietarios voluntariamente reduzcan dichas acumulaciones de combustibles.

La tendencia, por tanto, es la regulación del cambio de uso de agrícola a forestal, con fondos para hacerlo viable. Sin embargo, el proceso de abandono es más rápido y extenso que las actuales políticas y, además, el abandono hace desaparecer a los propietarios que podrían solicitar las subvenciones. Realmente es difícil que los propietarios quieran invertir la diferencia hasta el 100 por 100 del coste para proteger algo que no les produce nada. La conclusión es que este conflicto tiende a agravarse.



2.3.3.3. Pastoreo con empleo del fuego

El conflicto se plantea acerca del uso del fuego para el mantenimiento de la vegetación herbácea y eliminación de la leñosa.

En general, la legislación de todos los países prohibe el fuego en las superficies arboladas y en una faja a su alrededor. Fuera de esta zona se debe solicitar autorización a los Servicios Forestales. En general, hay normas que fijan la época de peligro en la que no puede autorizarse en ningún caso.

No obstante, esta legislación preventiva se ve indirectamente contrarrestada por las normas para la protección de las poblaciones de montaña. La situación actual se caracteriza por la reducción continua del número de pastores por la despoblación rural. La incentivación del pastoreo podría ser una solución ante el conflicto, pero esta solución puede plantear problemas. La tendencia es la de promoverla técnica de quema controlada.

La conclusión es que este conflicto no está suficientemente debatido ni aclarado ante la opinión pública.



2.3.3.4. Quemas sistemáticas de restos agrícolas.

El conflicto se plantea acerca del uso del fuego para eliminación de restos de cosechas (quema de rastrojos) y preparación del terreno para nuevas siembras.

La legislación es paralela a la que regula las quemas de pastos. El conflicto surge igualmente por el incumplimiento de las medidas de precaución que establece la ley y que se especifican en los permisos de quema.

La tendencia actual es el incremento de estas quemas. Frente a ello surgen políticas educativas que tratan de mostrar los inconvenientes de las quemas para la productividad de la tierra, y la difusión de la técnica de quema controlada.

La conclusión es que este conflicto está vigente, pero que existen políticas que pueden tratarlo con eficacia.



2.3.3.5. Declaración de zonas de especial protección

El conflicto se plantea acerca de las limitaciones que dicha declaración acarrea a las poblaciones locales. Cuando se hace una declaración de este tipo, se producen determinadas restricciones encaminadas a la conservación o restauración de los recursos naturales. Ello tiene influencia inmediata en la vida de los habitantes de las zonas locales y próximas y puede chocar con sus usos y costumbres, apareciendo enfrentamientos, de los que el incendio será un síntoma.

La tendencia en la política proteccionista es a reconocer estos conflictos potenciales y a arbitrar medidas compensatorias, que deben extenderse al área de influencia de los espacios protegidos. Aun así, el conflicto no está cerrado por la lentitud administrativa de los sistemas compensatorios, necesaria para evitar fraudes, y por los recelos que despierta.

La conclusión es que este conflicto tenderá a extenderse, aun cuando puede controlarse con una buena gestión de los espacios protegidos.

Texto sacado de: http://www.monografias.com/trabajos29/incendios-forestales-espana/incendios-forestales-espana.shtml




Para saber más:
http://www.ecologiaverde.com/consecuencias-de-incendios-forestales/
http://www.forestales.net/archivos/forestal/pdfs%2036/locos_por_fuego.pdf
http://www.seguridadproteccioncontraincendios.es/prevencion-de-incendios-forestales-los-bosques-para-las-personas/
http://www.extremambiente.es/index.php?option=com_content&view=article&id=573&Itemid=392
http://www.ecoclimatico.com/archives/el-deterioro-del-medio-ambiente-122

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